La región de los Valles Calchaquíes va desde los 1700 hasta los 3000 m.s.n.m.
La fuerte exposición solar y la amplitud térmica contribuyen al carácter, la obtención de taninos más marcados, aromas profundos y colores plenos.
La sanidad de las plantas es favorecida por los constantes vientos de la precordillera de Los Andes.
Logramos vinos con intensidad aromática, acidez marcada y sabores únicos.
Cada año cosechamos a mano y de modo tradicional las uvas de las parcelas seleccionadas, en su punto óptimo de madurez, para así lograr vinos de carácter con esencia vallista.
Las uvas son maceradas y fermentadas en tanques de acero inoxidable, en fermentación primaria. Una vez prensado el vino, se realiza la fermentación maloláctica, antes de embotellar. La clarificación y el contacto con madera es suave; buscamos que nuestros vinos resalten la identidad propia de los vinos de gran altura.
“No hay un mejor y único vino, sino que hay diferentes vinos apropiados para cada ocasión.”
Daniel Heffner nació en Berrotarán, Córdoba. Estudió la carrera de enología en Mendoza y desde el año 2008 reside en Cafayate, llego allí a dirigir una bodega y es donde conoció los vinos de gran y extrema altura. Desde ese momento quedó cautivado por el potencial y las características únicas que tienen los vinos de la región. Desde ese entonces asesora a distintas bodegas y elabora vinos por todo el extenso Valle Calchaquí.
“Nosotros buscamos que nuestros vinos sean la auténtica expresión de los Valles Calchaquíes.”
Sus vinos buscan siempre ser únicos y auténticos; su aporte y sello es desde siempre, que los mismos reflejen y expresen esa característica tan propia de los vinos de gran y extrema altura .
Honramos y reconocemos el valor de las mujeres y hombres que viven en los Valles Calchaquíes, destacando su contribución y respetando su cultura y sus tradiciones ancestrales.
Nuestro proyecto nace con la misión de poder trabajar revalorizando a las mujeres y hombres que habitan en los Valles Calchaquíes. Familias dueñas de saberes ancestrales, dedicadas a cultivos como el maíz, la papa, el pimiento y la quinoa – típicos de esta región – y que en el último siglo y medio comenzaran con la vitivinicultura.
Respetamos a su gente, a la tierra, el sol, el agua y la uva; son ellos los que hacen posible la elaboración de nuestros vinos.